Cantos de súcubo by Richelle Mead

Cantos de súcubo by Richelle Mead

autor:Richelle Mead
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Fantástico
publicado: 2007-08-09T22:00:00+00:00


Capítulo 14

—¿Nos has reunido para una sesión de porno bíblico?

Hugh apartó la mirada con desinterés de donde los vampiros y yo nos arracimábamos alrededor de la mesa de mi cocina. Ya casi no se apreciaba ninguna magulladura. El diablo se puso un cigarro en los labios y sacó un mechero del bolsillo de su abrigo.

—No fumes aquí —le advertí.

—¿Qué más te da? ¿Me vas a decir que no te pasaste casi todo el siglo XX fumando?

—En absoluto. Pero ya no lo hago. Además, es malo para Aubrey.

La gata, que estaba sentada en una de mis encimeras, dejó de atusarse al oír su nombre y lo miró de soslayo. Hugh, devolviéndole la mirada, dio una larga calada al cigarro antes de apagarlo contra la superficie junto a ella. Aubrey siguió acicalándose, y Hugh empezó a deambular por el apartamento.

A mi lado, Cody estaba apoyado en la mesa, estudiando mi Biblia.

—No entiendo cómo pueden ser ángeles estos tipos. «Hijos de Dios» parece un término genérico para los humanos. Quiero decir, ¿no se supone que todos somos hijos de Dios?

—Mejorando lo presente, claro —llamó Hugh desde el salón, antes de añadir—: ¡Jesús bendito! ¿De dónde has sacado esta estantería? ¿De Hiroshima?

—En teoría lo somos —convine, haciendo oídos sordos al diablillo y respondiendo a la pregunta de Cody. Había hecho varias pesquisas bíblicas desde mi descubrimiento de hoy y empezaba a cansarme del libro—. Pero Warren tiene razón... ese término se emplea para referirse a los ángeles. Además, aquí las mujeres no se llaman «hijas de Dios». Se denominan «hijas de los hombres». Ellas son humanas, sus maridos no.

—Podría ser sexismo puro y duro. —Peter por fin se había atrevido a afeitarse la cabeza. Dada la forma de su cabeza, el look no me parecía nada favorecedor—. No sería un concepto nuevo para la Biblia.

—Nah, creo que Georgina tiene razón —dijo Hugh, volviendo con nosotros—. O sea, sabemos que los ángeles cayeron en desgracia por algo. La lujuria es un motivo tan bueno como cualquier otro, y les da sopas con honda a la gula o la pereza.

—Bueno, entonces, ¿qué tenemos? —Quiso saber Peter—. ¿Qué relación hay entre todo esto y el caza vampiros?

—Aquí —señalé el versículo 6:4—. Donde dice: «En aquel entonces había gigantes en la Tierra (y también después), cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres, y ellas les daban hijos. Éstos son los héroes de antaño, hombres famosos.» Las palabras clave son «en aquel entonces» y «también después». Sugiere que los ángeles han caído en desgracia por culpa de las mujeres humanas más de una vez. Esto responde a la pregunta de si los ángeles siguen cayendo en desgracia. Lo hacen.

Cody asentía al son de mis palabras.

—Lo que respalda tu teoría de que hay uno intentando caer en estos momentos.

—Sin embargo, no parece que su catalizador vaya a ser la lujuria —apuntó Hugh—. Creo que la nocturnidad y la alevosía encabezan su lista de preferencias.

—A menos que se trate de pasión por Georgina —sugirió secamente Peter—.



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